viernes, 17 de mayo de 2013

La llave

Recorre con paso silencioso el pasillo eterno de la vida... En su mano, una vela encendida con la que trata de vislumbrar su entorno, pero la luz es tenue y oscilante y distorsiona las formas de todo aquello que le rodea. Adivina una serie de puertas que flanquean el pasillo y con temor comprueba si las llaves que porta encajan en alguna de las cerraduras. Cada llave está grabada con una palabra… y en cada puerta una oportunidad. Con pulso tembloroso se dirige a la puerta más cercana y aunque la llave coincide, el miedo a lo desconocido derrota su espíritu y no acierta a girar la manilla de esa entrada a aquello que para él está reservado…

Decisión, amigo, entereza… No más temores. El miedo al fracaso no es más que la cuerda que maniata nuestro potencial y merma nuestras posibilidades. La felicidad está tras la puerta… Entra…


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